Las instituciones no han publicado todavía datos de inmuebles con fachadas similares a las de Campanar. Asociaciones como Afelma y Tecnifuego advierten que la norma actual es insuficiente
Este miércoles se cumplen noventa días del incendio de Campanar. (EFE/Kai Försterling)
El trágico incendio del edificio del barrio de Campanar de Valencia cumple noventa días este miércoles 22 de mayo. Las familias afectadas siguen a la espera del final de la investigación y en busca de consenso para decidir qué hacer con el inmueble calcinado. Los investigadores han identificado una fuga en el gas refrigerante de una nevera en el piso 86 como detonante del fuego. Pero este se propagó de forma acelerada por todo el edificio como consecuencia de los paneles de composite en forma de sándwich con núcleo de polietileno inflamable y la colocación de las planchas de aluminio con sistema de fachada ventilada
El equipo de gobierno del Ayuntamiento que lidera la popular María José Catalá anunció tras el mortal suceso la intención de elaborar con el Colegio de Arquitectos un censo para detectar edificios con fachadas similares, aunque por ahora no han trascendido datos sobre cuántos inmuebles podría haber y qué medidas poner en marcha para su rehabilitación o transformación.
Mientras tanto, algunas comunidades de propietarios han comenzado a buscar soluciones por su cuenta. Es el caso de la conocida como Torre de Francia, el edificio finalizado por ACS al principio del siglo XXI que marca el skyline residencial de la ciudad con 115 metros de altura. El inmueble, como otros muchos, se construyó también con fachada de paneles de aluminio y componentes plásticos. Los arquitectos del edificio han comenzado a buscar alternativas para una posible intervención como medida para reforzar la seguridad, con placas que no tienen polietileno, sino que son completamente ignífugas, nivel A2, «la máxima garantía anticuemos», según explicó el arquitecto Julio Gómez-Perreta a Las Provincias.
En cualquier caso, se trataría de una iniciativa privada, impulsada por la propia comunidad de propietarios, no porque exista una exigencia legal o normativa. El Código Técnico de la Edificación (CTE) aprobado en 2019 tras el incendio de la Torre Grenfell en Londres, que provocó la muerte de 72 personas, fija límites para las construcciones futuras, pero no impone cambios a las anteriores. La investigación en Reino Unido concluyó que el revestimiento con base de polietileno contribuyó, como en Valencia, a propagar el fuego a toda velocidad. En agosto de 2020, se produjo otro aparatoso incendio, por suerte sin víctimas, en la Torre Ámbar de Madrid. El detonante fue el calor de una barbacoa, pero el tipo de fachada aceleró las llamas, calcinando las cinco últimas plantas.
Vecinos y autoridades tienen pendiente decidir qué hacer con los edificios construidos con la norma anterior y materiales similares a los de Valencia, Londres o Madrid. Pero patronales de la construcción como la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (Tecnifuego), que agrupa a los fabricantes, instaladores, mantenedores y servicios de seguridad contra incendios en España, o la Asociación de Fabricantes Españoles de Lanas Minerales Aislantes (Afelma) han comenzado a advertir, además, de que la actual legislación sigue siendo insuficiente y menos estricta que la que se ha desarrollado en otros países europeos.
Estas dos entidades están trabajando en la creación de un Observatorio de Nuevos Riesgos de Incendio y ponen el acento en los objetivos de rehabilitación y aislamiento de edificios que ha marcado la Unión Europea para 2050, fecha en la que Bruselas insta lograr un parque inmobiliario de cero emisiones y totalmente descarbonizado. La directiva de Eficiencia Energética de 2023 y la de edificios obliga a acometer importantes trabajos de aislamiento y revestimiento en los edificios menos preparados, con la estimación de que más de nueve millones de inmuebles requerirán rehabilitación en España.
En esta línea, las dos asociaciones han elaborado un estudio comparativo sobre la regulación de protección contra incendios que señala a España como uno de los países que está «a la cola en cuanto a exigencias regulatorias en la prevención de la propagación de incendios por fachadas», señala el documento, al que tuvo acceso El Confidencial. Según explican, los requisitos para el Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE) son menos exigentes en el Código Técnico de la Edificación, pues todavía permiten materiales combustibles por encima de los 18 metros de altura, en fachadas o en cámaras ventiladas. La regulación española tampoco hace mención especial a los edificios de alto riesgos (hospitales, colegios, hoteles…).
«En el caso de edificios de gran altura, Francia, Alemania, Reino Unido, países nórdicos y otros exigen el uso de materiales no combustibles»
«En el caso de edificios de gran altura, Francia, Alemania, Reino Unido, países nórdicos y otros exigen el uso de materiales no combustibles en la fachada, tanto en obra nueva como en rehabilitación. La mayoría de países analizados define en su regulación cuáles son los edificios de alto riesgo, más allá del criterio de altura», afirman.
Afelma y Tecnifuego proponen una revisión del Código de la Edificación para elevar las exigencias en edificios nuevos y en rehabilitación. El cambio, señalan estas asociaciones empresariales, debería pasar por reclamar la «no combustibilidad» en componentes aplicados a edificios de gran altura (a partir de 18 metros), de lenta o difícil evacuación, de alta ocupación o con fachadas de difícil acceso para los equipos de intervención. En esta línea proponen introducir una clasificación en la norma que identifique este tipo de inmuebles de gran altura o de alto riesgo.
Además, plantean introducir en la norma de edificios con fachadas ventiladas la incorporación de barreras cortafuegos horizontales en cada nivel de forjado y cortafuegos verticales en edificios de alto riesgo. El requisito sería extensible a las edificaciones que se vean sometidas a sistema de aislamiento térmico por el exterior (SATE).